EXP. No. 57.297
PARTE DEMANDANTE: WILLIAM PORTILLO RAGA y RICHARD WILLIAM PORTILLO RODRIGUEZ, venezolanos, mayores de edad, titulares de las cédulas de identidad Nos. V-4.538.834 y V-16.560.10, inscritos en el Inpreabogado bajo los Nos. 24.145 y 114.738, de este domicilio.
PARTE DEMANDADA: DANILO ALFONSO VILLALOBOS, venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad No. V-7.612.603, de este domicilio.
JUICIO: COBRO DE HONORARIOS PROFESIONALES
MOTIVO: SOLICITUD DE MEDIDA CAUTELAR DE EMBARGO PREVENTIVO.
I.
DE LA MEDIDA SOLICITADA
La presente solicitud cautelar se refiere a una medida de embargo preventivo, sobre bienes muebles e inmuebles propiedad de la parte intimada de la ciudadana NORJUL ALVARADO, venezolana, mayor de edad, domiciliada en el Sector Amparo Jurisdicción de la parroquia Cacique Mara, del Municipio Maracaibo, Estado Zulia, por los conceptos y fundamentos expresados en el respectivo libelo de demanda intimatoria hasta por la cantidad de DIEZ MIL DOLARES NORTEAMERICANOS (10.000$) o su equivalente en bolívares de acuerdo a la tasa cordada del Banco Central de Venezuela, de acuerdo al artículo 583 del Código de Procedimiento Civil, sobre bienes propiedad de la parte demandada, suficientemente identificada en el libelo de la demanda, por cuanto a su decir está demostrado en las Actas Procesales la presunción grave del derecho que se reclama (Fumus boni iruis) y el Periculum in mora y es decir, que es inminente o inmediato evitar notorios perjuicios que me puedan ocasionar la parte demandada e intimado en esta litis de intimación de honorarios profesionales.
En atención a ello es necesario citar la Resolución Nro. 05-2020, emitida por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia en fecha 5 de octubre de 2020, en la cual ratifica la prohibición de enajenar y gravar, en los siguientes términos:
“ … Ha sido reiterada la jurisprudencia de este Alto Tribunal en cuanto a la presencia de dos (02) condiciones fundamentales para la procedencia de las medidas cautelares, a saber, fumus boni iuris y periculum in mora…”
II
FUMUS BONI IURIS
DE LA VEROSIMILITUD DEL DERECHO QUE SE RECLAMA.
El FUMUS BONI IURIS hace referencia a la presunción grave del derecho que se reclama y se espera obtener una medida cautelar, es una apariencia del derecho.
Señala Ricardo Henríquez La Roche (1988, P, 188),
“…radica en la necesidad de que se pueda presumir al menos que el contenido de la sentencia definitiva del juicio será de condena, como justificación de las consecuencias limitativas al derecho de propiedad que conlleva la medida…”.
Ahora bien cuanto a los requisitos que menciona el artículo 585 del Código de procedimiento civil, la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, decisión en fecha 27 de julio del año 2004, estableció lo siguiente:
“… De conformidad con lo previsto en el precedente artículo, la medidas preventivas se decretaran cuando se verifique en forma concurrente los dos elementos esenciales para su procedencia, a saber: 1) la presunción grave del derecho que se reclama (fumus boni iuris); y 2) el riesgo real y comprobable de que resulte ilusoria la ejecución de la decisión definitiva (periculum in mora). Es indudable que el interesado en el decreto de la medida tiene la carga de proporcionar al Tribunal las razones de hecho y de derecho de la pretensión, conjuntamente con las pruebas que la sustenten por lo menos en forma aparente, quedando el sentenciador impedido de suplir la carga de la parte de exponer y acreditar sus argumentos. Si faltan esos elementos de convicción de ambas circunstancias, debe imponerse el rechazo de la petición cautelar, por ausencia de los requisitos de procedibilidad exigidos en el referido artículo 585 del código de procedimiento civil…”
En base a este primer requisito, es preciso destacar que la tutela judicial se encuentra establecida en el ordenamiento jurídico venezolano. De esa forma y como es el conocimiento de este Tribunal, es necesario precisar lo siguiente: Al establecerse una obligación válida como es el caso de las obligaciones de que por honorarios profesionales al cual tenemos derecho de conformidad con el artículo 22 de la Ley de Abogados, se materializa un vínculo entre el abogado y el cliente, el cual este último debe observar una conducta determinada frente a su abogado, mediante la cual está obligada a pagar una cantidad de dinero determinada que son los honorarios, que si no existe un acuerdo por escrito, lo más tarde que se debe considerar el plazo determinado será cuando el abogado haya realizado su trabajo, asimismo y con motivo del vinculo que se materializa entre el cliente y el abogado, el efecto legal que resulta es que el patrimonio del deudor es la garantía de su acreedor.
En relación a lo alegado por la parte solicitante esta Juzgadora considere que hace merecedor a la parte demandante como el aparente titular del derecho reclamado, dentro de esta valoración superficial que realiza esta operadora de justicia, dejando a salvo la valoración definitiva correspondiente de tales documentales en la sentencia de mérito a dictarse, de acuerdo a la actividad procesal realizada por las partes, y en consecuencia, queda evidenciado el cumplimiento del primer requisito. Así se establece.
III
PERICULUM IN MORA
Para Ortiz, R (2002, P 284), el Periculum in mora:
“es la probabilidad potencial de peligro de que el contenido del dispositivo sentencial pueda quedar disminuido en su ámbito patrimonial o extrapatrimonial, o de que una de las partes pueda causar un daño en los derechos de la otra, debido al retardo de los procesos jurisdiccionales, aunado a otras circunstancias provenientes de las partes con las consecuencias de quedar ineficaz la majestad de la justicia en su aspecto práctico”.
El parágrafo primero del artículo 588 del código de procedimiento civil establece lo siguiente:
“... Además de las medidas preventivas anteriormente enumeradas, y con estricta sujeción a los requisitos previstos en el artículo 585, el tribunal podrá acordar las providencias cautelares que considere adecuadas, cuando hubiere fundado temor de que una de las partes pueda causar lesiones graves o de difícil reparación al derecho de la otra. En estos casos para evitar el daño, el tribunal podrá autorizar o prohibir la ejecución de determinados actos, y adoptar las providencias que tengan por objeto hacer cesar la continuidad de la lesión…”
Ahora bien, del análisis dentro de la potestad cautelar concedida a esta operadora de justicia pasa realizar las breves consideraciones en relación a lo expuesto por la parte solicitante en el referido escrito de medida y alegatos esgrimidos, sin que eso implique que se prejuzgue sobre el fondo del asunto controvertido, ya que se deja a salvo la valoración de todos los medios de prueba en sentencia definitiva conforme la actividad procesal de las partes.
Con lo cual resulta evidente que en cuanto al periculum in mora es necesario su comprobación, con el objeto de asegurar la legitimidad del ejercicio de la potestad jurisdiccional, se exige por parte del solicitante, la acreditación sumaria de elementos probatorios, que hagan emerger en la juzgadora verosimilitud simple de la premura en la protección de la situación fáctica. No basta alegarla, es imperativo probarla, por lo cual este Tribunal pasa a emitir el siguiente pronunciamiento, siendo que la parte solicitante no hizo mayor énfasis en cuanto al requisito periculum in mora, o en cuanto a su comprobación.
IV
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
Ahora bien, con fundamento en el artículo 585 y en los parágrafos del artículo 588 de la ley adjetiva civil, se tiene:
“Artículo 585- las medidas preventivas en este título las decretará el Juez, sólo cuando exista riesgo manifiesto de que quede ilusoria la ejecución del fallo y siempre que se acompañe un medio de prueba que constituya presunción grave de esta circunstancia y del derecho que se reclama
“Artículo 588. En conformidad con el artículo 585 de este Código, el Tribunal puede decretar, en cualquier estado y grado de la causa, las siguientes medidas:
1. El embargo de bienes muebles;
2. El secuestro de bienes determinados;
3. La prohibición de enajenar y gravar inmuebles ”
En este sentido ha establecido la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, a través de la sentencia No. 18-550, en la que analizó el contenido del artículo 585 del Código de Procedimiento Civil, reiterando que las medidas preventivas nominadas se decretarán cuando se verifiquen en forma concurrente los dos elementos esenciales para su procedencia, la presunción grave del derecho que se reclama, apoyado en un documento que al efecto lo demuestre (fumus boni iuris) y el riesgo real y comprobable de que resulte ilusoria la ejecución de la decisión definitiva (periculum in mora). Ello implica, concretamente en relación con el fumus boni iuris, que su confirmación deberá consistir en la existencia del buen derecho, debido a que cuando se acuerda la tutela cautelar no puede adelantarse juicio sobre el fondo de asunto planteado. En tal sentido la Sala determinó que debe entenderse como un preventivo cálculo o juicio de probabilidad sobre la pretensión del demandante, correspondiéndole al juzgador la labor de analizar los recaudos o elementos presentados junto con el escrito de la demanda o junto a la oposición a la medida, según el caso, a los fines de indagar sobre la existencia del derecho reclamado (Tribunal Supremo de Justicia, Sala de Casación Civil, Exp 18.550, Abr. 09/19). (Negrillas y Subrayado de este Tribunal).
De forma conjunta, nos señala el autor Rafael Ortiz Ortiz, que el aseguramiento concreto de las resultas del proceso, no implica hacerse valer un titulo ejecutivo para obtener una ejecución adelantada de la sentencia; lo que busca dicho aseguramiento en el cumplimiento del principal el cual sustenta el papel del Estado en la vida cotidiana; el cual radica en la satisfacción jurídica de los ciudadanos acorde a la existencia de un Estado de Derecho; en el cual a través de la no satisfacción de las expectativas de los particulares estaría poniendo en juego su legitimidad y pondría en duda las razones de su existencia; con respecto a la fenomenología de la medida cautelar; continúa Ortiz Ortiz de la siguiente manera:
“… aquella medida preventiva o cautelar a través de la cual el Tribunal, a solicitud de parte y cumpliéndose los requisitos del artículo 585 del Código de Procedimiento Civil, vigente, impide que el afectado por la medida pueda de alguna forma vender o traspasar la propiedad de un bien inmueble, litigioso o no, o de alguna manera gravarlo en perjuicio de su contraparte.
Se entiende pues que para decretar y ejecutar esta medida cautelar especial sobre bienes inmuebles deben cumplirse las siguientes condiciones:
a) Que exista un juicio pendiente (que se haya entablado o iniciado con la presentación del libelo de la demanda)
b) La medida puede ser solicitada por cualquiera de los litigantes…
c) Debe cumplirse con los extremos del articulo 585 (periculum in mora y el fumus boni iuris), aún cuando la Ley permite que puedan obviarse esos requisitos si se ofrece y constituye caución o garantías suficientes para responder en caso de daños y perjuicios…”.
En otro orden de ideas, considera pertinente esta Juzgadora hacer énfasis en el criterio reiterado de la doctrina y la jurisprudencia venezolana, así como el criterio sostenido por este Juzgado consistente en que las medidas preventivas nominadas, son instrumentales, es decir, no establecen un fin en sí mismas sino que son un medio, instrumento o elemento cuyo objeto consiste en la realización práctica de otro proceso y su resolución principal partiendo de la hipótesis de un determinado contenido concreto, conforme a lo cual se anticipan los efectos previsibles, y que se traduce en el mantenimiento de una situación de hecho en salvaguarda de derecho, sobre lo que se pronunciará el Juez que conoce el fondo del asunto, para que una vez que sea dictada la sentencia definitiva sobre lo principal, no opere en el vacío y pueda ser realmente efectiva.
Con respecto a la medida de embargo; en este orden de ideas, existe una obligación impuesta por la ley consistente en el cumplimiento de dos requisitos integrados por el periculum in mora y el fumus boni iuris; en consecuencia procede esta Juzgadora a realizar las siguientes consideraciones para determinar el cumplimiento o no de los requisitos de procedibilidad de las medidas preventivas en sede cautelar:
A) Periculum in mora: o peligro en el retardo; el Dr. Campo Cabal citado por Ortiz-Ortiz, este requisito consiste; en: “…el temor razonable de un daño jurídico posible, inminente e inmediato causado por el deudor durante el desarrollo del proceso principal, alterando la situación inicial existente”.
B) El fumus boni iuris, no es un juicio de verdad (que corresponde a la decisión de fondo) sino un juicio de probabilidades por medio del cual se llega a la presunción de quien solicita la cautela, es decir, es el “aparente” titular del derecho reclamado, sin perjuicio de que durante el juicio pueda demostrarse lo contrario.
Y en razón a la potestad cautelar del juez, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia No. 2.531, de fecha 20 de diciembre de 2.006, establece:
“La potestad cautelar como garantía inherente al derecho a la tutela judicial efectiva, le confiere a los jueces la obligación de procurar las medidas necesarias para que la necesidad del proceso para obtener razón no se convierta en un daño para quien la tiene, dando así cumplimiento al contenido del artículo 257 de la Constitución, conforme al cual el proceso es un instrumento fundamental para la realización de la justicia…”.
Ahora bien, pasa este Tribunal a decidir con respecto a la medida cautelar solicitada, siendo esta una medida de embargo (medida nominada), con lo cual es necesario que sean concurrentes dos requisitos fundamentales para el decreto de las medidas nominadas, de los cuales ya se han mencionado, por lo cual de un análisis del referido escrito de medida en consecuencia, al no haber suficientes elementos de convicción esta Juzgadora considera que el solicitante no demuestra con el invocado medio probatorio la existencia del requisito periculum in mora, por lo cual resulta forzoso para esta Operadora de Justicia, negar la presente solicitud de embargo preventivo. ASI SE DECIDE.
V
DISPOSITIVO
Por los fundamentos anteriormente expuestos, este JUZGADO SEGUNDO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO ZULIA, Administrando Justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara:
ÚNICO: NIEGA MEDIDA DE EMBARGO PREVENTIVO, sobre bienes propiedad de la parte demandada, ya identificada, por la cantidad de DIEZ MIL DOLARES NORTEAMERICANOS (10.000$) o su equivalente en bolívares de acuerdo a la tasa cordada del Banco Central de Venezuela
REGÍSTRESE Y PUBLÍQUESE.
Déjese copia certificada de la sentencia por Secretaría, conforme a lo previsto en el artículo 248 del Código de Procedimiento Civil.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho del JUZGADO SEGUNDO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO ZULIA. En Maracaibo, a los __VEINTUNO__ (21) días del mes de octubre del año 2025. Años: 215° de la Independencia y 166° de la Federación.-
LA JUEZA.
Fdo. LA SECRETARIA
DRA. KATTY URDANETA GONZALEZ Fdo.
ABOG. NORELIS TORRES HUERTA
Siendo las ___________ (_____.m.), en la misma fecha se dictó y publicó el fallo que antecede quedando anotado bajo el No._______-25
LA SECRETARIA.
Fdo.
ABOG. NORELIS TORRES HUERTA.
KBUG/jg.
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