LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
EN SU NOMBRE:





EL JUZGADO AGRARIO SUPERIOR DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO
ZULIA, CON SEDE EN MARACAIBO, Y CON COMPETENCIA TERRITORIAL EN EL ESTADO FALCÓN

-I-
INTRODUCCIÓN

Conoce este órgano jurisdiccional de la ACCIÓN MERO DECLARATIVA DE CERTEZA DE PROPIEDAD AGRARIA, propuesta por el ciudadano PORFIRIO RAMÓN PUYOSA PETIT, venezolano, mayor de edad, identificado con la cédula de identidad número V-3.550.441, actuando en su propio nombre y representación, y como representante sin poder de la sucesión de JUAN RAFAEL PUYOSA, conformada por los ciudadanos MARÍA CRISTINA PUYOSA PETIT, OLGA LINA PUYOSA PETIT, LIGIA ELISEA PUYOSA PETIT, JOSÉ DARÍO PUYOSA PETIT, PETRA JOSEFINA PUYOSA PETIT, EREC JESÚS PUYOSA PETIT, MARGOT PUYOSA BRACHO, NAPOLEÓN PUYOSA BRACHO, RAFAEL ANTONIO PUYOSA PETIT(†),así como los hijos de este último, ciudadanos JHON RAFAEL PETIT GONZÁLEZ y JOHANNA EVELEIN PETIT GONZÁLEZ, todos venezolanos, mayores de edad, identificados con las cédulas de identidad números \/-2.110.908, \/-2.786.906, \/-7.486.637, \/-2.864.214, V-641.616, V- 5.288.624, V.1.968.523, V-720.866 y \/-3.392.157 (t), asistido por el abogado en ejercicio ALIRIO TEODORO PALENCIA DOVALE, venezolano, mayor de edad, identificado con la cédula de identidad número V-9.528.251, inscrito en el Inpreabogado bajo el N°62.018; por la cual pretende se reconozca que él y sus coherederos son los propietarios de un lote de terreno denominado “SABANAS DE BARABARA” ubicado en el municipio Píritu del estado Falcón, constante de una superficie aproximada de SETENTA Y CUATRO MIL CIENTO OCHENTA Y SIETE HECTÁREAS CON OCHENTA Y UN ÁREAS (74.147,81 Has), comprendida dentro de los siguientes linderos: NORTE: Linda con el Mar Caribe determinado por ciento sesenta y cinco (165) segmentos de rectas que partiendo de Boca de Hueque en el Punto B-1 de Coordenadas (N: 1265060, E: 506000) Punta cristal B-34 (N: 1265840, E,515490) Punta Zamuro B-100 (N; 1265400); E; 5187001), Punta Uvero B-160 (N; 1256980); E;527590), hasta llegar a Boca Caidie en el Punto B-166 con coordenadas (N; 1255650; E; 529350); SUR: Con las parroquias Jacura y Carora del Cantón Costa Arriba (hoy Distrito Acosta), determinado por Treinta y Seis (36) segmentos de rectas que partiendo del Río Caidie en el Punto B-289 ya identificado, se llega al cerro El Togogo B-306 (N; 1241500, E; 512650), se cruza la fila las Tocinetas B-313 (N: 1240600); E; 506400), y B-317 (N; 1238030, E; 505950), colinda con la sabana de Mamuche, B-323, (N; 1237400) E; 500050), atraviesa la quebrada marisicale (Píritu), y llega al Río Upipe B-324 (N; 1238500, E; 495050), prosigue para terminar en la desembocadura de la quebrada Guanachana en el Río Hueque en el Punto B-325 de coordenadas (N; 1237150, E; 475860); ESTE: Linda con la parroquia Capadare del Cantón Costa Arriba (hoy Distrito Acosta), determinado por ciento veintitrés (123) segmentos de rectas que describen el curso del Rió Caidie, que partiendo de Oca caidie en el Punto B-166 ya identificado, se finaliza aguas arriba en el sitio Caidie abajo, en el punto B-289 de coordenadas (N; 1236150, E; 523500); y, OESTE: Linda con la parroquia Píritu, determinado por ochenta y cuatro segmentos (84) de rectas que describen el curso del Río que partiendo de la desembocadura de la quebrada Guanachana en el Río Hueque B-235 ya identificado, se prosigue aguas abajo hasta llegar a boca de Hueque en el Punto B-1 ya identificado, donde se comenzó presente descripción cerrándose en consecuencia la poligonal; según se evidencia de documentos protocolizados por ante la Oficina Subalterna de Registro Inmobiliario de los municipios Zamora, Píritu y Tocopero del estado Falcón, en fecha veinticinco (25) de octubre de mil novecientos cuarenta y seis (1946), anotado bajo el N° 11, folios 21 al 27, Protocolo Primero, Cuarto Trimestre, y en fecha veinte (20) de septiembre de dos mil dos (2002), anotado bajo el N° 7, folios 21 al 23, Protocolo Primero, Tomo II, Tercer Trimestre.

-II-
RELACIÓN PROCESAL

En fecha siete (07) de junio de dos mil dieciocho (2018), el ciudadano PORFIRIO RAMÓN PUYOSA PETIT, actuando en su propio nombre y representación, y como representante sin poder de la sucesión de JUAN RAFAEL PUYOSA, conformada por los ciudadanos MARÍA CRISTINA PUYOSA PETIT, OLGA LINA PUYOSA PETIT, LIGIA ELISEA PUYOSA PETIT, JOSÉ DARÍO PUYOSA PETIT, PETRA JOSEFINA PUYOSA PETIT, EREC JESÚS PUYOSA PETIT, MARGOT PUYOSA BRACHO, NAPOLEÓN PUYOSA BRACHO, RAFAEL ANTONIO PUYOSA PETIT(t), asistido por el abogado en ejercicio ALIRIO TEODORO PALENCIA DOVALE, presentó el escrito contentivo de la ACCIÓN MERO DECLARATIVA DE CERTEZA DE PROPIEDAD AGRARIA, ante el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Falcón; siendo asignado por distribución al Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Falcón, el cual, en fecha diecinueve (19) de junio de dos mil dieciocho (2018), declaró su incompetencia para conocer de la causa, ordenando remitirla a este órgano jurisdiccional.

En fecha quince (15) de noviembre de dos mil dieciocho (2018), se le dio entrada y curso de ley a la demanda propuesta, declarando la competencia de este tribunal para conocer de la causa, ordenándose practicar la citación y las notificaciones correspondientes.

En fecha veintitrés (23) de noviembre de dos mil dieciocho (2018), la abogada en ejercicio MAIDE GILRONDÓN, venezolana, mayor de edad, identificada con la cédula de identidad número \/-10.425.964, inscrita en el Inpreabogado bajo el N°82.672, actuando con el carácter de apoderada judicial del demandante, consignó copia fotostática simple del mandato conferido a su persona.

En fecha ocho (08) de julio de dos mil veintiuno (2021), la abogada en ejercicio MAIDE GIL RONDÓN, actuando con el carácter de autos, solicitó copia fotostática certificada de la sentencia de admisión de la; demanda; lo cual fue proveído en fecha diecinueve (19) del mismo mes y año.

-III-
DE LA PERENCIÓN DE LA INSTNCIA

El instituto de la Perención de la Instancia como modo anormal de terminación del proceso, ha sido analizado y estudiado por diversos procesalistas nacionales y extranjeros, en tal sentido el autor Emilio Calvo Baca en su obra “Vocabulario Derecho Procesal Civil Venezolano. Jurisprudenciado” (Ediciones Libra C.A. Caracas. 2012. Pág. 703), señala que “PERENCION [sic] O CADUCIDAD. Del latín peremptio, onis, de perimere, destruir. El DRAE define la perención como: Prescripción que anulaba el procedimiento, cuando transcurría cierto número de años sin haber hecho gestiones las partes. En materia procesal háblese de perención de la instancia para referirse a la figura que extingue el proceso por la inactividad de las partes prolongada por un cierto tiempo.”

El autor Ricardo Henríquez La Roche señala que “La Perención de la Instancia es la extinción del proceso que se origina por su paralización durante un año, en el que no se realiza acto de impulso procesal alguno. La Perención es el correctivo legal a la crisis de actividad que supone la detención prolongada del proceso. Toda paralización contiene el germen de la extinción de la instancia, que puede llegar o no a producirse según se den o no las condiciones legales que la determinen” (Cejuv. 2013. Pág. 503).
Por su parte, Arístides Rengel Romberg expresa que es una institución afín al desistimiento que
“extingue el proceso, no ya por un acto de parte, sino por la inactividad de las partes prolongada por un cierto tiempo" (2016. Pág. 333); mientras que Chiovenda establece que es “la extinción de la instancia judicial, ocasionada por el abandono en que las partes han dejado el juicio, absteniéndose de realizar actos de procedimiento por el tiempo establecido en la ley” (Tomo III, pág. 763).
De lo afirmado por tan reconocidos autores se puede concluir que, esta institución jurídica constituye una sanción establecida por el legislador ante el incumplimiento, durante un período de tiempo expresamente previsto en la norma, de la carga procesal de las partes de ejecutar actos que impulsen el procedimiento hasta su modo normal de terminación (sentencia), entendiendo por estos últimos toda actividad encaminada a hacerlo avanzar a través de cada uno de los momentos o estadios procesales que lo componen.

La doctrina venezolana mas reconocida ha señalado que la perención tiene un elemento subjetivo y un elemento objetivo, el primero viene dado por la actitud omisiva de los sujetos que intervienen en la relación jurídico procesal, teniendo en cuenta que ésta es interpretada como la intención de abandonar el procedimiento; y, el segundo que comporta la inactividad o ausencia de impulso procesal por las partes.

Rangel Romberg señala que estos elementos son condiciones esenciales para la consumación de la perención, a saber: “objetiva, la inactividad, que se reduce a la falta de realización de actos procesales; otra subjetiva, que se refiere a la actitud omisiva de las partes y no del juez; y finalmente, una condición temporal, la prolongación de la inactividad de las partes (…).”(2016. Pág. 336).

Es importante resaltar que esa ausencia de ejecución de actos procesales debe provenir de las partes, no siendo válido para la configuración de la perención de instancia la inactividad proveniente del juez, puesto que con ello se desvirtuaría la naturaleza sancionatoria de dicha institución procesal. Siendo además que, ante este último supuesto se estaría en presencia de otra figura denominada denegación de justicia, según lo establecido por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia de fecha nueve (09) de febrero de dos mil diez (2010), al señalar que:
“Dicho instituto procesal, encuentra justificación en el interés del Estado de impedir que los juicios se prolonguen indefinidamente, y tiene por objeto garantizar que se cumpla la función jurisdiccional, la cual radica en el ejercicio de administrar justicia y en la necesidad de sancionar la conducta negligente de las partes, por el abandono de la instancia y su desinterés en la continuación del procesa. De manera pues, que la actividad del Juez no es capaz de interrumpir el lapso de perención por ser parte en el proceso, ya que, se insiste, ésta [sic] constituye una sanción dirigida a las partes de la relación litigiosa (demandado-demandante) producto de su inactividad por un lapso de tiempo que sólo puede ser interrumpido por ellas mismas y no por el Juez. Adicionalmente, cabe señalar que la inactividad del órgano decisor se traduce en denegación de justicia, conducta sancionada por los preceptos contenidos en los artículos 18 y 19 de nuestra ley adjetiva, que en todo caso carece de relación alguna con la sanción de perención de la instancia impuesta a las partes”.

La misma Sala mediante sentencia N°RC.000010 - Exp. 09-486, de fecha nueve (09) de febrero de dos mil diez (2010), al referirse a esta institución señaló:
“La perención de la instancia constituye una sanción de tipo legal que genera la consecuente extinción del proceso por causas imputables a las partes, entendidas éstas [sic] como aquellas pertenecientes a la relación litigiosa, es decir, como sujeto activo o pasivo de la pretensión procesal. Dicha sanción se configura cuando transcurre el lapso que dispone la ley, sin que se hubiese verificado acto de procedimiento alguno por las partes, sea actor o demandado, capaz de impulsar el curso del juicio; mientras que el juez es el sujeto procesal facultado por la ley para declararla, incluso de oficio.
Dicho instituto procesal, encuentra justificación en el interés del Estado de impedir que los juicios se prolonguen indefinidamente, y tiene por objeto garantizar que se cumpla la finalidad de la función jurisdiccional, la cual radica en el ejercicio de administrar justicia y en la necesidad de sancionar la conducta negligente de las partes, por el abandono de la instancia y su desinterés en la continuación del proceso.”

Respecto a los efectos que se derivan de esta institución, el principal efecto es meramente procesal, como lo es el fenecimiento del procedimiento, sin excluirse la posibilidad de poder volver a proponer el juicio; siendo que además no comporta la imposición de costas procesales, puesto que no existe parte vencedora ni vencida. Destacándose que las decisiones interlocutorias dictadas, conservan sus efectos, Y por ende, pueden ser redargüidas como providencias de cosa juzgada en el nuevo juicio. Siendo que, al igual que las decisiones interlocutorias, las pruebas articuladas conservan su eficacia probatoria, siendo perfectamente posible que sean traídas e incorporadas al nuevo juicio en copias fototáticas certificadas(traslado de pruebas), siempre y cuando se trate de las mismas partes intervinientes en el juicio perimido; en este sentido, Devis Echandía opina que “Es claro que una prueba practicada en el proceso cuya caducidad se declaró es válida, porque no se trata de nulidad ni de algo similar”. Por último, es importante señalar que en caso de perimir el proceso en el transcurso de la apelación, la sentencia proferida en primera instancia quedará revestida del carácter de cosa juzgada.

Todo lo anterior se concluye del contenido del artículo 270 del Código del Procedimiento Civil, el cual dispone: “La perención no impide que se vuelva a proponer una nueva demanda, ni extingue los efectos de las decisiones dictadas, ni las pruebas que resulten de los autos; solamente extingue el proceso. Cuando el juicio en que se verifique la perención se halle en apelación, la sentencia apelada quedará con fuerza de cosa juzgada, salvo que se trate de sentencias sujetas a consulta legal, en las cuales no habrá lugar a perención”

Definida como ha sido la perención de la instancia, cuáles son los requisitos para su consumación, sus efectos y/o consecuencias, corresponde en el caso de este órgano jurisdiccional especializado analizar lo dispuesto en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario sobre la misma, por lo que se observa el contenido del artículo 182 del referido cuerpo legal, que prevé lo siguiente:

“Artículo 182.- La perención de la instancia procederá de oficio o a instancia de la parte opositora, cuando hayan transcurrido seis (6) meses sin que se haya producido ningún acto de impulso procesal por la parte actora. La inactividad del juez o jueza después de vista la causa, o habiéndose producido la paralización por causas no imputables a las partes, no producirá la perención”.

La disposición adjetiva agraria supra transcrita consagra la institución de la perención de la instancia, enmarcada dentro del Capítulo referido a las Disposiciones Comunes al Procedimiento Contencioso Administrativo Agrario y a las Demandas Contra los Entes Estatales Agrarios, como la sanción impuesta a las partes por la falta de impulso procesal dentro del procedimiento, siempre que transcurra el periodo de tiempo previsto en dicho cuerpo legal, a saber, seis (06) meses.
Sanción esta que tiene como presupuestos de procedencia la existencia de un procedimiento, la inactividad o actividad inadecuada de las partes, el transcurso del lapso de tiempo previsto en la norma y la declaratoria de la misma por parte del órgano jurisdiccional, bien sea de oficio o a petición de parte.
La norma supra transcrita, como norma especial, ha sido objeto de distorsiones en su aplicación, considerando algunos juristas que solo debe aplicarse a los procedimientos contenciosos administrativos agrarios y a las demandas contra entre agrarios, por cuanto la aludida norma se encuentra enmarcada en el Titulo V, Capítulo IV denominado “Disposiciones Comunes al Procedimiento Contencioso Administrativo Agrario y a las Demandas contra los Entes Agrarios”; sin embargo, considera este órgano jurisdiccional que cuando una norma especial disponga un recurso distinto al derecho común, debe aplicarse la norma especial, en caso contrario se estaría frente a un error de derecho por parte del juzgador.

En este sentido se pronunció la Sala Especial Agraria de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, en su sentencia N° 0803 de fecha diecinueve (19) de mayo de dos mil nueve (2009) (Caso: Ganadera Agrobárbara C.A.), al señalar lo siguiente:
“Visto lo acontecido, se aprecia que el asunto de autos ya ha sido resuelto por esta Sala en un caso similar, y como ejemplo de ello se debe reproducir el contenido de la decisión N° 2140, de fecha 15 de Diciembre del año 2008, (Caso Alí Rodolfo Bermúdez Rincón contra Instituto Nacional de Tierras), donde se estableció de forma pacífica lo siguiente: Omissis...Ahora, motivado a los positivos cambios jurídicos que experimenta nuestra República -los cuales se encuentran adaptados a las realidades nacionales- esta Sala, al considerar que el proceso se constituye en una herramienta esencial para la realización de la justicia, considera oportunamente necesario, en aras de una administración de justicia idónea y sin formalismos innecesarios, abandonar el criterio conforme al cual se sanciona con la perención breve al recurrente en vía de nulidad, cuando no cumple con la obligación de retirar y posterior consignación del Cartel de Notificación de Terceros en el lapso de 10 días hábiles, luego de que el mismo haya sido expedido. Así se decide. Por consiguiente, la Perención ha considerar en Materia Agraria, será la establecida en el artículo 182 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, es decir, cuando hayan transcurrido 6 meses sin que se haya producido ningún Acto de impulso que deberá ser acatado por todos los Tribunales Agrarios de la República, a fin de evitar dilaciones indebidas en la administración de justicia. Así se decide. Así pues, y dando por ratificado el contenido de la sentencia ut supra transcrita, resulta procedente el recurso de apelación propuesto, en razón de que en el presente asunto se decretó La Perención breve de la instancia sin que hubieran transcurrido 6 meses de inactividad o efectuado algún acto de impulso procesal por parte del accionante, debiendo el Tribunal de la causa, seguir conociendo del presente asunto. De igual forma, al reiterar el criterio expuesto previamente, se debe indicar, nuevamente, que el mismo debe ser acatado por todos los Tribunales Agrarios de la República Bolivariana de Venezuela, a efectos de dar cumplimiento a los principios insertos en el artículo 26 de nuestra Carta Magna, que establecen la garantía que ofrece el Estado de una justicia idónea, responsable, expedita y sin dilaciones indebidas. Así se establece.”


Por lo que, se puede evidenciar que la Sala Especial Agraria de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, dejó claramente establecido cual norma se debe aplicar al momento de considerar la consumación de la perención de la instancia dentro de la Jurisdicción (competencia) Agraria, al precisar que se debía aplicar lo dispuesto en el artículo 182 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, indicando además que ese criterio debía ser acatado por todos los Juzgados Agrarios de la República.

Es importante resaltar que la sentencia antes transcrita no hace distinción si son los Juzgados Superiores Agrarios, con competencia en lo contencioso administrativo, o los Juzgados de Primera: Instancia Agrario, dentro del procedimiento ordinario agrario, los que deben aplicar norma in comento. Por lo que se puede afirmar que, el artículo 182 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, consagrado en el Título V, Capítulo IV denominado “Disposiciones Comunes al Procedimiento Contencioso Administrativo Agrario y a las Demandas contra los Entes Agrarios”, se debe aplicar por todos los Juzgados Agrarios de la República Bolivariana de Venezuela.

Precisado todo lo anterior, y con el objeto de determinar la procedencia o consumación de la perención de la instancia en la presente causa, se hace necesario igualmente considerar lo que la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, mediante sentencia N° RC.000425, de fecha veintiocho (28) de junio de dos mil diecisiete (2017), estableció con respecto a la forma de computar el lapso previsto para la perención de la instancia, al establecer lo siguiente:
“(…) Por otro lado, las vacaciones –como derecho laboral- son el periodo que abarca el cese temporal por el descanso legal en el trabajo o en los estudios, el cual constituye el derecho y la obligación que la ley reconoce e impone a todos los trabajadores después de haber laborado interrumpidamente durante un lapso de un (1) año de servicio bien durante del primer año o en los siguientes, gozando de su salario tal como si lo estuviera trabajando, (Artículo 190 de la Ley Orgánica del Trabajo de los Trabajadores y Trabajadoras), siendo obligatoria sus disfrute salvo las circunstancias mencionadas en los artículos 197 y 199 eiusdem.
Y en lo que refiere a las vacaciones judiciales, es el periodo mediante el cual la ley reconoce el derecho de descanso de los trabajadores tribunalicios y abogados en libre ejercicio que disfrutan desde el día 15 de agosto al 15 de septiembre y desde el día 24 de diciembre al 6 de enero, todos inclusive, durante el cual las causas permanecerán en suspenso y no correrán lapso procesal alguno, salvo las excepciones establecidas en el artículo 201 del Código de Procedimiento Civil.
Ahora bien, en la denuncia que se analiza el formalizante en casación refiere a dos escenarios mediante los cuales la ad quem no debió haber declarado la perención anual y la consecuente extinción del proceso y por ello, alegó que se encuentra incursa en el quebrantamiento de las formas sustanciales del proceso que le menoscabaron su derecho a la defensa.
Por lo tanto, la Sala para a considerar si en el presente asunto operó o no a la perención anual por haber transcurrido más de un (1) año sin que haya habido actuaciones procesal de la demandante, verificará en qué fecha se da inicio al respectivo cómputo y si se debe o no contabilizar los periodos comprendidos desde el día 15 de agosto al quince de septiembre y desde el día 24 de diciembre al 6 de enero, todos inclusive, como parte de dicha temporalidad anual.
Así pues, en relación a la fecha de inicio del cómputo anual para verificar si operó la discutida perención anual en el presente juicio, de las actas del expediente se constató que el a quo mediante auto de fecha 24 de abril de 2000, admitió la presente casusa antes y haber omitido señalar los documentos fundamentales de la demanda.
Ante esta situación, siendo la figura procesal de la perención de la instancia materia de orden público procesal, el auto que debe prevalecer para dar inicio al computo anual es el realizado por el a quo en fecha 15 de mayo de 2000, pues, el mismo suplanta o sustituye al anterior por haber ampliado y modificado en su estructura, y de esta manera, la Sala da cumplimiento al Principio de Seguridad Jurídica- que es universalmente reconocido- el cual se basa en la <> tanto en el ámbito de su publicidad como en su publicación.
Así pues, de una simple observación visual, partiendo del día 15 de mayo de 2000, fecha queda inicio al cómputo anual del lapso de perención en el presente juicio, hasta el día 14 de mayo de 2001, fecha en la cual la presentación judicial de la demandante mediante diligencia impulsó el presente proceso a fin de practicar la citación de los demandados, evidente no transcurrido la anualidad exigida por el artículo 267 del Código de Procedimiento Civil, para que opere la perención de la instancia, lo cual es suficiente para la declaratoria con lugar de la denuncia. Así decide.
No obstante, la Sala considera necesario dar respuesta al formalizante en casación respecto al lapso del cómputo para que opere la perención anual, si en el mismo se debe incluir los periodos comprendidos desde el día 15 de agosto al 15 de septiembre y desde el día 24 de diciembre al 6 de enero, todos inclusive, como parte de dicha temporalidad anual.
Al respecto, sobre el lapso de vacaciones judiciales, la Sala Constitucional de este Supremo Tribunal, en su sentencia Nº1264 de fecha 11 de junio de 2002, caso de Jesús Rendón Carrillo, expediente Nº2000-1281, señaló lo siguiente
“…De acuerdo con todas las consideraciones expuestas, estima esta Sala que en un sistema coherente que garantice el derecho de los jueces y demás funcionarios al goce de las vacaciones y que, a su vez, permita a los usuarios del sistema judicial su derecho al libre acceso a la jurisdicción para el ejercicio de sus derechos, no tiene que paralizar las actividades del Tribunal. Por lo tanto, visto que el órgano legislativo nacional no demostró que las restricciones contenidas en el artículo 201 del Código de procedimiento Civil y en la Resolución Nº 53, emanada del entonces Consejo de la Judicatura, el 3 de febrero de 1976, que fue dictada con fundamento en el equivalente normativo del artículo 201 del Código de Procedimiento Civil de 1987, en el Código Civil de 1916, eran el único medio para alcanzar la eficacia para el proceso judicial durante los periodos comprendidos entre el 15 de agosto y el 15 de septiembre y entre el 24 de diciembre y el 6 de enero, estima esta Sala, que el sistema actual de las llamadas “vacaciones judiciales “, al obedecer a los referidos períodos, es contrario al espíritu de la Constitución, la cual atiende de un logro de un Estado de Derecho y de Justicia, informado, entre otros, por los valores de la igualdad, la justicia, y preeminencia de los derechos humanos, al cual está obligado, por disposición del propio texto constitucional, garantizando así una justicia accesible, gratuita, imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos y reposiciones inútiles. Por ello, la paralización de las actividades de los órganos de administración de justicia durante los referidos periodos, por la sola razón de que se tratan de “vacaciones judiciales”, constituye una transgresión flagrante al derecho al acceso a la justicia que acogió el artículo 26 de la Constitución de 1999 y al derecho a la defensa establecido en su artículo 49 eiusdem, y al mismo tiempo atenta contra la norma que contiene su artículo 257 ibídem, por cuanto se suspende el proceso judicial, que, como lo establece el citado artículo, constituye el instrumento fundamental para la realización de la justicia.
No obstante lo anterior, debe observar esta sala que la suspensión de los lapsos procesales durante el periodo comprendido entre el 24 de diciembre y el 6 de enero, si encontraría justificación, no por la supuesta “vacaciones del tribunal”, sino porque en dicho lapso, se celebra en nuestra sociedad la festividad decembrina, que- siguiendo Feo (Vid. Obra citada)-, es “(…) más cónsona con la costumbre universal, que destina en todos los pueblos esos días á regocijos del hogar, reuniéndose los miembros dispersos de las familias para reiterar el respeto y amor á los padres y el cariño á la niñez, á quien se dedican estas fiestas infantiles tan gratas y tan inocentes; y mas cónsono á la vez con la creencias católicas de nuestro pueblo, que guardan especiales regocijos para época de Navidad (…)” cumpliéndose así con el elemento cultural requerido en el estándar establecido por el presente fallo, y que justifica que en dicho periodo se suspendan los lapsos procesales” (…) porque en esos días, difícil es lograr que testigos, peritos y cuántos son llamados á intervenir en asuntos judiciales ajenos, cuando desatienden los propios para pasear y divertirse, se presten a ir á labores de Tribunales. Así se evita, que corran en esos días inútilmente los lapsos judiciales, en perjuicio de (las partes)”.
Por tanto, en atención a tal circunstancia, esta Sala declara la nulidad parcial de la norma contenida en el artículo 201 de la Ley de Reforma Parcial del Código de Procedimiento Civil, publicado en la Gaceta Oficial Nº 34.522 del 18 de septiembre de 1990, en lo que respecta a la frase “del 15 de Agosto al 15 de Septiembre y” quedando en consecuencia la redacción de la referida norma de la siguiente manera: (…).
Sin embrago, con fundamento en la argumentación sostenida en el texto de esta sentencia, la frase “Los Tribunales vacarán” del órgano jurisdiccional, sino como la prohibición durante ese periodo de continuar con la tramitación de las causas y con el transcurrir de los lapsos procesales, ello, como se indicara supra, para garantizar la seguridad jurídica. Así se decide…”. (Cursivas y subrayado del texto, se resaltado de la Sala Civil).
De acuerdo a la anterior sentencia vinculante de la Sala Constitucional, en los casos de receso judicial los juicios en curso deberán quedar en suspenso y paralizados sus lapsos procesales sin que pueda transcurrir acto procesal alguno, aun cuando dichos lapsos se computen por días calendarios o consecutivos hasta la efectiva reanudación de las actividades jurisdiccionales.
Así pues, en resumen se tiene que el lapso correspondiente al receso judicial comprendido entre el 15 de agosto al 15 de septiembre y de las vacaciones judiciales que se disfrutan entre los días 24 de diciembre al 6 de enero, todos inclusive, las causas deberán permanecer en suspenso y en ellas no correrán lapso procesal alguno, motivo por el cual, dichos periodos de tiempo que totalizan la cantidad de cuarenta y seis (46) días de inactividad judicial, se deberán excluir del respectivo cálculo para que opere la perención de la causa, sea esta mensual, semestral o anual, establecidas en el artículo 267 del Código de Procedimiento Civil (…).”

Por lo que, atendiendo al anterior criterio, al momento de analizar el discurrir de los lapsos procesales para verificar la consumación de la perención de la instancia en la presente causa, resulta necesario excluir las Vacaciones Judiciales 2018-2019, el Receso Judicial 2019, las Vacaciones Judiciales 2019-2020, así como el período de tiempo declarado como No Laborable en virtud del Decreto de Emergencia Nacional por la pandemia ocasionada por el Virus Sars-CoV-2 o Covid 19 durante el año 2020, y las semanas declaradas como de “Cuarentena Radical” durante los años 2020 y 2021, toda vez que durante dichos períodos de tiempo no corren los lapsos procesales según las distintas Resoluciones emanadas de Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, y por ende, no deben ser computados para el cálculo de dicho lapso. Así se observa.

Teniendo claro lo anterior, de la revisión exhaustiva, de las actas que conforman el presente expediente, se aprecia que desde la fecha a considerar como inicio del cómputo del lapso de perención, a saber, el quince (15) de noviembre de dos mil (2018) (admisión de la demanda), hasta la fecha de dictarse la presente sentencia, ha transcurrido con creces un lapso de tiempo superior a seis (06) meses, sin que se haya presentado por el interesado un acto de impulso procesal capaz de evitar la consumación de la perención. Así las cosas, al verificarse en la presente causa la consumación del supuesto hecho previsto en el artículo 182 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario debe aplicársele la consecuencia jurídica correspondiente. Así se establece.
En virtud de todo anteriormente expuesto, y visto que el recurrente dejó transcurrir el lapso de tiempo previsto en la norma, sin realizar algún acto impulsara el procedimiento para lograr la resolución de la controversia mediante la sentencia, este Juzgado Agrario Superior en el dispositivo del fallo declarará CONSUMADA LA PERENCIÓN y en consecuencia EXTINGUIDA LA INSTANCIA, en la presente ACCIÓN MERO DECLARATIVA DE CERTEZA DE PROPIEDAD AGRARIA, propuesta por el ciudadano PORFIRIO RAMÓN PUYOSA PETIT, actuando en su propio nombre y representación, y como representante sin poder de la sucesión de JUAN RAFAEL PUYOSA, conformada por los ciudadanos MARÍA CRISTINA PUYOSA PETIT, OLGA LINA PUYOSA PETIT, LIGIA ELISEA PUYOSA PETIT, JOSÉ DARÍO PUYOSA PETIT, PETRA JOSEFINA PUYOSA PETIT, EREC JESÚS PUYOSA PETIT, MARGOT PUYOSA BRACHO, NAPOLEÓN PUYOSA BRACHO, RAFAEL ANTONIO PUYOSA PETIT (t), así como los hijos de este último, ciudadanos JHON RAFAEL PETIT GONZÁLEZ y JOHANNA EVELEIN PETIT GONZÁLEZ, asistido por el abogado en ejercicio ALIRIO TEODORO PALENCIA DOVALE, por la cual pretende se reconozca que él y sus coherederos son los propietarios de un lote de terreno denominado “SABANAS DE BARABARA”, ubicado en el municipio Píritu del estado Falcón, constante de una superficie aproximada de SETENTA Y CUATRO MIL CIENTO OCHENTA Y SIETE HECTÁREAS CON OCHENTA Y UN ÁREAS (74.147,81 Has). Así se decide.

-IV-
DISPOSITIVO

Por los fundamentos anteriormente expuestos, este Juzgado Agrario Superior de la Circunscripción Judicial del estado Zulia, con sede en Maracaibo, y con competencia territorial en el estado Falcón, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara:

1°) LA PERENCIÓN DE LA INSTANCIA en la presente ACCIÓN MERO DECLARATIVA DE CERTEZA DE PROPIEDAD AGRARIA, propuesta por el ciudadano PORFIRIO RAMÓN PUYOSA PETIT, venezolano, mayor de edad, identificado con la cédula de identidad número V-3.550.441, actuando en su propio nombre y representación, y como representante sin poder de la sucesión de JUAN RAFAE PUYOSA, conformada por los ciudadanos MARÍA CRISTINA PUYOSA PETIT, OLGA LINA PUYOS PETIT, LIGIA ELISEA PUYOSA PETIT, JOSÉ DARIO PUYOSA PETIT, PETRA JOSEFINA PUYOE PETIT. EREC JESÚS PUYOSA PETIT, MARGOT PUYOSA BRACHO, NAPOLEÓN PUYOSA BRACF RAFAEL ANTONIO PUYOSA PETIT(T), así como los hijos de este último, ciudadanos JHON RAFA PETIT GONZÁLEZ y JOHANNA EVELEIN PETIT GONZÁLEZ, todos venezolanos, mayores de identificados con las cédulas de identidad números V-2.110.908, V-2.786.906, V-7.486.637, V-2.864.214, V-641.616, V-5.288.624, V-1.968.523, V-720.866 y V-3.392.157 (t), asistido por el abogado en ejercicio ALIRIO TEODORO PALENCIA DOVALE, venezolano, mayor de edad, identificado con la cédula de identidad número V-9.528.251, inscrito en el Inpreabogado bajo el N°62.018, por la cual pretende se reconozca que él y sus coherederos son los propietarios de un lote de terreno denominado “SABANAS DE BARBARA”, ubicado en el municipio Píritu del estadoFalcón, constante de unasuperficie aproximada de SETENTA Y CUATRO MIL CIENTO OCHENTA Y SIETE HECTÁREAS CON OCHENTA Y UN ÁREAS 74.147,81 Has.), comprendida dentro de los siguientes linderos: NORTE: Linda con el Mar Caribe determinado por ciento sesenta y cinco (165) segmentos de rectas que partiendo de Boca de Hueque en el punto B-1 de Coordenadas (N: 1265060, E: 506000) Punta cristal B-34 (N: 1265840, E,515490) Punta Zamuro B-100 (N; 1265400); E; 5187001), Punta Uvero B-160 (N, 1256980); E 527590), hasta llegar a Boca Caidie en el Punto B-166 con coordenadas (N; 1255650; E, 529350);SUR: Con las parroquias Jacura y Carora del Cantón costa Arriba (hoy Distrito Acosta), determinado por Treinta y seis (36) segmentos de rectas que partiendo del Río Caidie en el Punto B-289 ya Identificado, se llega al cerro El Togogo B-306 (N; 1241500, E; 512650), se cruza la fila las Tocinetas B-313 (N: 1240600); E; 506400), y B-317 (N; 1238030, E; 505950), colinda con la sabana de Mamuche, B-323, (N; 1237400) E; 500050), atraviesa la quebrada marisicale (Píritu), y llega al Río Upipe B-324 (N; 1238500, E; 495050), prosigue para terminar en la desembocadura de la quebrada Guanachana en el Río Hueque en el Punto B-325 de coordenadas (N; 1237150, E; 475860); ESTE: Linda con la parroquia Capadare del Cantón Costa Arriba (hoy Distrito Acosta), determinado por ciento veintitrés (123) segmentos de rectas que describen el curso del RióCaidie, que partiendo de Oca Caidie en el Punto B-166 ya identificado, se finaliza aguas arriba en el sitio Caidie abajo, en el Punto B-289 de coordenadas (N; 1236150, E; 523500); y, OESTE:Linda con la parroquia Píritu, determinado por ochenta y cuatro segmentos (84) de rectas que describen el curso del Río que partiendo de la desembocadura de la quebrada Guanachana en el Río Hueque B-235 ya identificado, se prosigue aguas abajo hasta llegar a boca de Hueque en el Punto B-1 ya identificado, donde se comenzó la presente descripción cerrándose en consecuencia la poligonal;

2°) EXTINGUIDA LA INSTANCIA en la presente ACCIÓN MERO DECLARATIVA DE CERTEZA DE PROPIEDAD AGRARIA, propuesta por el ciudadano PORFIRIO RAMÓN PUYOSA PETIT, venezolano, mayor de edad, identificado con la cédula de identidad número \/-3.550.441, actuando en su propio nombre y representación, y como representante sin poder de la sucesión de JUAN RAFAEL PUYOSA, conformada por los ciudadanos MARÍA CRISTINA PUYOSA PETIT, OLGA LINA PUYOSA PETIT, LIGIA ELISEA PUYOSA PETIT, JOSÉ DARÍO PUYOSA PETIT, PETRA JOSEFINA PUYOSA PETIT, EREC JESUS PUYOSA PETIT, MARGOT PUYOSA BRACHO, NAPOLEÓN PUYOSA BRACHO, RAFAEL ANTONIOPUYOSA PETIT (t), así como los hijos de este último, ciudadanos JHON RAFAEL PETIT GONZÁLEZ y JOHANNA EVELEIN PETIT GONZÁLEZ, todos venezolanos, mayores de edad, identificados con las cédulas de identidad números V-2.110.908, V-2.786.906, V-7.486.637, V-2.864.214, V-641.616, V-5.288.624, V-1.968.523, V-720.866 y V-3.392.157 (t),asistido por el abogado en ejercicio ALIRIO TEODORO PALENCIA DOVALE, venezolano, mayor de edad, identificado con la cédula de identidad número V-9.528.251, inscrito en el Inpreabogado bajo el N°62.018, por la cual pretende se reconozca que él y sus coherederos son los propietarios de un lote de terreno denominado “SABANAS DE BARABARA” ubicado en el municipio Píritu del estado Falcón, constante de una superficie aproximada de SETENTA Y CUATRO MIL CIENTO OCHENTA Y SIETE HECTÁREAS CON OCHENTA Y UN METROS CUADRADOS (74.147,81 Has.), comprendida dentro de los siguientes linderos: NORTE: Linda con el Mar Caribe determinado por ciento sesenta y cinco (165) segmentos de rectas que partiendo de Boca de Hueque en el punto B-1 de Coordenadas (N: 1265060, E: 506000) Punta cristal B-34 (N: 1265840, E,515490) Punta Zamuro B-100 (N; 1265400); E; 5187001), Punta Uvero B-160 (N, 1256980); E 527590), hasta llegar a Boca Caidie en el Punto B-166 con coordenadas (N; 1255650; E, 529350); SUR: Con las parroquias Jacura y Carora del Cantón costa Arriba (hoy Distrito Acosta), determinado por Treinta y seis (36) segmentos de rectas que partiendo del Río Caidie en el Punto B-289 ya Identificado, se llega al cerro El Togogo B-306 (N; 1241500, E; 512650), se cruza la fila las Tocinetas B-313 (N: 1240600); E; 506400), y B-317 (N; 1238030, E; 505950), colinda con la sabana de Mamuche, B-323, (N; 1237400) E; 500050), atraviesa la quebrada marisicale (Píritu), y llega al Río Upipe B-324 (N; 1238500, E; 495050), prosigue para terminar en la desembocadura de la quebrada Guanachana en el Río Hueque en el Punto B-325 de coordenadas (N; 1237150, E; 475860); ESTE: Linda con la parroquia Capadare del Cantón Costa Arriba (hoy Distrito Acosta), determinado por ciento veintitrés (123) segmentos de rectas que describen el curso del RióCaidie, que partiendo de Oca Caidie en el Punto B-166 ya identificado, se finaliza aguas arriba en el sitio Caidie abajo, en el Punto B-289 de coordenadas (N; 1236150, E; 523500); y, OESTE: Linda con la parroquia Píritu, determinado por ochenta y cuatro segmentos (84) de rectas que describen el curso del Río que partiendo de la desembocadura de la quebrada Guanachana en el Río Hueque B-235 ya identificado, se prosigue aguas abajo hasta llegar a boca de Hueque en el Punto B-1 ya identificado, donde se comenzó la presente descripción cerrándose en consecuencia la poligonal; y,

3°) NO HAY CONDENA EN COSTAS en conformidad con lo establecido en el artículo 283 del código Procesal Civil.

PUBLÍQUESE, REGÍSTRECE y NOTIFÍQUESE.
Déjese, por secretaría copia certificada de la presente sentencia, en conformidad con lo establecido en el Artículo 248 del Código de Procedimiento Civil.

Dada, sellada y firmada en la sala de este JUZGADA AGRARIO SUPERIOR DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO ZULIA, CON SEDE EN MARACAIBO, Y CON COMPETENCIA TERRITORIAL EN EL ESTADO FALCÓN, en Maracaibo, a los quince (15) días del mes de marzo del año dos mil veintidós (2022). Años: 211° de la Independencia y 163°de la Federación.
EL JUEZ AGRARIO SUPERIOR.

ABG MARCOS ENRIQUE FARÍA QUIJANO.
LA SECRETARIA,

ABG. ZULY MAGARITA RINCÓN BRACHO.